Transcurridas
unos días del partido del pasado domingo en Ibarburu, desde el equipo de
redacción nos disponemos a realizar la crónica de la manera más objetiva
posible. Y es que los hechos violentos y cobardes protagonizados por algunos
futbolista del Ibarburu contra algunos de nuestros jugadores sobrepasan el
límite del fútbol, sobrepasan los valores de este deporte, y sobretodo,
sobrepasan los valores de la vida.
Pero
vayamos a lo estrictamente deportivo, luego habrá tiempo de contar con nombres
y apellidos los lamentables sucesos. Llegaba Cazalla a Ibarburu, con la ilusión
de conseguir tres puntos que le catapultaran a los puestos altos de la
clasificación; para ello salió de inicio con Alberto bajo palos, línea
defensiva formada por Canito, Luismi, Miguel y Alonso, zona de medios para
Jesús, Claudio y Manu, y ataque compuesto por Manuel Cáceres, Rubén y Andrés
Borón.
Salió
Ibarburu al encuentro con una gran intensidad, y con sus líneas adelantadas.
Mientras tanto, Cazalla se replegaba en defensa y sacaba la mayoría del
peligro. La primera ocasión del encuentro corrió a cargo de Rubén Molina, un
disparo suyo tras centro de Manuel Cáceres se fue fuera por muy poco. A
continuación, llegaría una gran ocasión por parte local, un disparo de Heredia que
se estrelló en el travesaño de Alberto. Estaban siendo buenos minutos del
equipo local, que con balones en largo y la velocidad de sus bandas llevaban el
peligro al área visitante. En el minuto 28, llegaría el primer tanto local a
través de Guerra, con un disparo desde dentro del área al que Alberto no pudo
llegar. A partir de ahí, Cazalla se echó un poco más arriba, y fruto de ello,
creaba peligro a través del balón parado. La última ocasión de la primera mitad
corrió a cargo de Rubén, en un lanzamiento que se fue alto. Con todo esto se
llegaría al descanso.
Tras
el descanso, Cazalla salió con mucho más empaque y presión sobre las líneas
locales, y por ello, muy pronto pondría el empate a través de un sensacional
gol de Manu que, desde la zona de esquina, se sacó un genial lanzamiento que
entró por toda la escuadra. Era el empate y quedaba toda la segunda mitad. A
partir de ahí, llegaron los mejores minutos cazalleros creando mucho peligro a
través de las bandas de Rubén y Cáceres. Hubo tres buenas ocasiones que
pudieron suponer el 1-2, la primera en otro buen lanzamiento de Manu que se fue
fuera por poco. La segunda de Claudio, en un disparo que se fue desviado, y la
tercera, quizás la más clara, en una falta botada por Rubén desde el pico del
área que se estrelló en el lateral de la red. Por el bando local, un par de
buenas ocasiones, una de Guerra que se encontró con una sensacional parada de
Alberto y otra de Francisco fallando en la misma boca de gol. En el minuto 82,
llegaría el gol que supondría la victoria local a través de Alejandro tras un
buen lanzamiento desde la frontal del área.
A
partir de ahí, se acabó el encuentro, porque lo sucedido después fue
calamitoso. Pero vayamos por parte. Desde el equipo de redacción, nos parece
incomprensible y denunciable la actitud adoptada por algunos futbolistas
locales. El primero de ellos, de su propio capitán, Salvador Gómez Piña, el
futbolista que tiene que dar ejemplo a los demás. Al inicio del partido, en la
presentación entre los equipos, no le da la mano a ningún futbolista cazallero,
quizás sea anecdótico y de poca importancia. Pero lo que es incomprensible es
que este futbolista se lleve todo el partido escupiendo a nuestros jugadores y
dando “collejas” y patadas sin que esté el balón en juego cada vez que el
árbitro o linier no le ve. En cada falta, en cada córner. Imagínense.
El
segundo de ellos, Antonio Jesús Guisado Cotán, propiciando un puñetazo en la
nariz, sin balón en juego claro está, a
nuestro jugador Jesús, ocasionándole una fisura nasal y una hemorragia
tremenda. 48 horas después, no tenemos constancia alguna de arrepentimiento ni
de disculpas de dicho jugador. Por si fuera poco, Ibarburu, se excusa en que
fue un lance del juego. En fin, eso lo decidirán las autoridades competentes. Sería
injusto por nuestra parte catalogar a todos los jugadores iguales, pero
afortunadamente, no todos los jugadores del Ibarburu son de la misma manera, y
algún jugador aún guarda respeto. Además, el público se comportó de manera
correcta. Podríamos contar muchísimas cosas más lamentables que ocurrieron,
pero entonces, el lector no acabaría de leer. Podríamos, además, haber empleado
otro vocabulario para explicar todo, pero preferimos actuar como somos, como un
club respetuoso y con señorío. Solo pedimos, la erradicación de estos jugadores
que manchan la práctica del deporte.
Por
nuestra parte, solo decir que en el fútbol siempre llegan más oportunidades, y
estamos seguros, que en un futuro no muy lejano, nos volveremos a encontrar
para tomarnos la revancha, pero la revancha deportiva como ocurriera en la
primera vuelta, y no violenta ni nada por el estilo. Y demostrarles como el
domingo, la clase y educación de todos nuestros integrantes, mostrándoles como
lo que somos, un equipo y una familia unida, humilde y con valores.
En
definitiva, toca remontar el vuelo, pasar página y centrarnos única y
exclusivamente en el partido del próximo sábado 9 de abril a las 19.30 en el
Municipal del Moro frente a Sanlúcar. Nos despedimos con la pregunta del título
¿Todo vale para ganar? Respóndanse ustedes mismos.
Nos podrás seguir también en twitter: @CazallaBpie
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